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Un sueño inagotable, así es la lucha por la Libertad



“Nos afana la esperanza, nos impulsa un sueño”, hace ya varios años que iniciamos con un proyecto que marcaría definitivamente nuestro paso por la universidad, nuestra perspectiva académica y nuestro futuro profesional, ese proyecto llegó a llamarse Grupo Estudiantil Derecho Crítico. Pero lo importante no es lo que representó para quienes lo fundamos, sino el legado que puede representar para quienes vienen adelante.


Cuando iniciamos con este sueño aspirábamos a que el mismo representara para el estudiante de derecho de la Javeriana eso que la facultad no ofrece: un espacio de reflexión crítica, en el que más allá de la repetición incesante de leyes, decretos, sentencias e instituciones con la esperanza de aprendérselos de memoria, pudiésemos cuestionarlos, preguntar por su sentido, por los intereses de quienes los escribieron, los sentimientos de quienes se ven afectados por ellos y, sobre todo, por nuestro papel en una sociedad cuya injusticia y desigualdad permanentes son, dirían los expertos en pruebas, un hecho notorio.


Así pues, Derecho Crítico tiene, en mi opinión, tres pugnas que lo definen esencialmente, y que son una fuente inagotable de reflexiones, discusiones, iniciativas, proyectos y sueños; esas pugnas son la lucha por sacar a la universidad de su burbuja, la lucha académica por el derecho, y la lucha por salirnos del derecho.


Sacar a la universidad de su burbuja no es una consigna sólo dirigida a la Universidad Javeriana y a su estudiantado, muchas veces indiferente a las angustias de la mayoría del pueblo colombiano y a sus luchas para darles solución, sino que desde el principio sostuvimos que la universidad (cualquiera) es, ante todo, una relación social dedicada a la producción de nuevas ideas, empresa imposible de realizar si las mismas no se someten a la crítica de otras ideas, y más importante aún, si no se ponen a prueba. Sobre esa base, reclamamos dos espacios que nunca encontramos en nuestra facultad y que, por lo tanto, tuvimos que construir o buscar con nuestras propias manos:


En primer lugar, la posibilidad de cuestionar los cánones que quienes dicen enseñar derecho dan por sentados, la propiedad privada como presupuesto de libertad, los atributos de la personalidad como características universales de las personas, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, y el derecho mismo como medio ideal para la resolución de problemas sociales son algunos ejemplos. En segundo lugar, reclamamos espacios para poner a prueba lo que se nos enseña, no sentíamos ninguna obligación de creer ciegamente lo que se dibujaba en el tablero, así, no desaprovechamos ninguna oportunidad para llevar a la práctica lo que suena tan bonito en clase, y nuestra escuela fundamental en ese sentido ha sido el movimiento estudiantil, asumir la educación como derecho humano fundamental y defenderla como tal nos ha brindado una incalculable riqueza de experiencias que ponen patas arriba todo lo que aprendemos en las aulas.


Esto, a su vez, nos llevaba a una lucha académica por el derecho, cuestionar su autoproclamado (al mejor estilo de Guaidó) estatus de Ciencia Social, buscar otras maneras de aproximarnos a las normas, dejar de preocuparnos por qué dicen y empezar a preocuparnos por qué lo dicen, quién lo dice, con qué objetivos, son preocupaciones que en contadas clases vamos a encontrar, es, de 10 mil a 1, más probable que en un final te pregunten cuáles son los elementos estructurantes del contrato de trabajo a que te pregunten por qué una norma de hace 70 años sigue vigente cuándo ya el mundo del trabajo hace rato que ha cambiado; esas, creíamos, eran las preguntas que había que hacer, esa era la forma de hacer realmente científico al ejercicio del derecho, en ese sentido, las teorías críticas del derecho siguen siendo una de nuestras principales fuentes.


Por último, pretendíamos interactuar con nuestro mundo, entenderlo y, sobre todo, transformarlo y pensábamos que para semejante empresa el reducido marco de acción del derecho era, por lo menos, insuficiente. Así en el ADN de Derecho Crítico está su rebeldía, su resistencia a dejarse encasillar, a adoptar formas “correctas” de actuar porque así está en la norma: mítines, marchas, performance, intervenciones; con o sin permiso estábamos decididos a cambiar este puto mundo.



Esos elementos que, creo yo, son los esenciales -no naturales, ni accidentales, para seguir en el lenguaje abogadil- del Grupo Estudiantil Derecho Crítico, son los que hacen de él un activo valiosísimo del movimiento estudiantil, la universidad es, o al menos debe ser, la conciencia crítica de la sociedad, y un espacio que sostenga esa bandera en un mundo tan anti libertario como el derecho, y en una universidad como la Javeriana, es una flor que habría que cuidar con la devoción del principito. Es por eso que este artículo es un acto de agradecimiento, a quienes la esperanza aún los afana, y a quienes siguen impulsando este sueño.

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