Los Discapacitados Auditivos Quieren Ser Escuchados
Desafortunadamente la discapacidad sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, las personas que poseen algún impedimento físico o mental son aisladas e invisibilizadas en muchas esferas de la vida cotidiana, basta con observar nuestras calles y percatarnos de la falta de rampas y demás espacios de vital importancia para que aquellos en sillas de ruedas se puedan movilizar de manera totalmente independiente, basta con percibir la incomodidad y el estigma cuando se exterioriza una limitación mental, o la indiferencia que algunos tienen en el momento en que un invidente se encuentra perdido en medio del caos capitalino, sin embargo, hay un tipo de discapacidad que es aún más invisible, pues nadie puede notarla de primera mano: la discapacidad auditiva.
Probablemente todos en algún momento hemos sentido silencios incómodos, pero, ¿imagina estar en ese estado toda su vida? Es esa condición justamente a la que estas personas se ven enfrentadas durante toda su existencia, están confinadas en sus propios pensamientos, no pueden exteriorizar sus deseos, alegrías, ideas, frustraciones y demás sentimientos con la facilidad que el resto de nosotros puede hacerlo, pues la realidad es que muy pocos podrán entenderlos. Las instituciones educativas no ofrecen programas que cuenten con la enseñanza de la lengua de señas y aunado a lo anterior, para nadie es un secreto que su aprendizaje no resulta muy atractivo para la mayoría, pues se prefiere aprender diversos idiomas antes que incursionar en el verdadero lenguaje inclusivo.
A estas personas se le ha cercenado su autonomía, desconociendo que también pueden generar aportes valiosos a sus comunidades y opinar en la toma de decisiones que les conciernen solamente a ellas por la condición en la que se encuentran. Y si bien es cierto que, los estudios sobre esta discapacidad han ido evolucionado, y pareciera que existe mayor sensibilización frente al tema, la verdad es que muchos siguen abrazando la desigualdad, siguen justificándola y pasando por alto que ni siquiera se ha implementado una lengua de señas internacional que facilite la comunicación más allá de las fronteras.
La sociedad le ha fallado a los individuos con discapacidad auditiva, pues estos han sido objeto de una total negligencia por parte de las entidades estatales, educativas y por una sociedad mezquina que no se preocupa por aquellos que están en una situación de vulnerabilidad porque no es rentable ayudarles. El prejuicio nace desde la ignorancia injustificada y mientras no nos interesemos por integrar realmente a todos los sectores de la población, el panorama seguirá siendo desolador.