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Desigualdad de género



Al darnos cuenta que en la historia de Colombia nunca ha existido una presidenta[1]; que de las 32 ciudades capitales que existen en el país ninguna tiene a una alcaldesa[2]; que de los 32 departamentos que conforman el territorio nacional tan solo cuatro tienen a una gobernadora[3]; que de las 84 universidades que componen la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), que es una Organización No Gubernamental que congrega a las universidades públicas y privadas de Colombia, tan sólo 15 tienen rectoras[4]; que en la historia del Banco de la República (el Banco Central de Colombia), que datadesde el año de 1923, este nunca ha sido presidido por una mujer[5]; que de los 25 establecimientos bancarios que existen en el país, solo uno tiene a una presidenta[6]; y finalmente y más asombroso todavía, que hubo la necesidad de crear una ley que prohíba el feminicidio, que es el homicidio perpetrado contra una mujer por el simple hecho de ser mujer; se hace evidente una problemática social que no podría tener lugar en una comunidad que dice tener a la igualdad como uno de sus pilares fundamentales, respetar la diversidad y propender por la no discriminación dicha problemática es:


¿Por qué las mujeres no se hacen visibles en el campo de la política, educación o en el sector económico del país? Para dar respuesta a esta pregunta no he encontrado una única razón, por tal motivo a continuación expondré las que a mi parecer influyen más en la reproducción de esta problemática social.


En mi consideración, una de las razones principales a las cuales podemos atribuir la desigualdad de género es a la actitud machista por parte de los hombres, la cual los hace sentirse más poderosos, fuertes y capaces que las mujeres, lo que los lleva a considerar que ellos son los más idóneos para tomar las decisiones importantes de la sociedad.


Del mismo modo, otra de las causas que a mi parecer también influye en esta problemática son los estereotipos establecidos en la sociedad, los cuales por un lado nos llevan a relacionar a la “mujer ideal” con características como la delicadeza, la ternura, la dulzura y la compresión. Además, en cuanto a sus rasgos físicos, nos hacen creer que es aquella que tiene una silueta esbelta, sus curvas bien marcadas, un rostro angelical, sin ningún tipo de imperfección, unos ojos claros atrapantes, unos labios seductores, una nariz perfecta y unas uñas impecables, sin importar que para conseguir esto tengan que hacer uso de maquillaje o de cualquier otra cosa, llevándolas a sentirse insatisfechas con su propia belleza natural e impidiéndoles encontrar la satisfacción y tranquilidad en su imperfección.


Dichos estereotipos nos llevan a pensar cosas tan absurdas como que el color rosado es solo para las mujeres, que las niñas deben jugar con muñecas, a la cocinita o a las enfermeras, que no pueden jugar al fútbol o “juegos de niños” porque se verán como “marimachas” y que las mujeres deben encargarse de los quehaceres de la casa.

Por otro lado, en cuanto al hombre, los prototipos nos hacen creer que debe ser fuerte, por lo cual los sentimentalismos y “cursilerías” no son lo suyo; valiente, pues no le teme a nada; inteligente, lo que le permite poner a la razón por encima de sus emociones y debe ser todo un “Donjuán”, capaz de hacer rendir a cualquier mujer a sus pies.


Estos estereotipos nos llevan a considerar que los juguetes que debemos dar a los niños son balones, espadas, pistolas o muñecos de acción para que jueguen a la pelea; nos hacen creer que su color no puede ser el rosado; que no pueden manifestar sus sentimientos hacia sus amigos mediante actos espontáneos y cariñosos como un beso, un abrazo o una carta, porque estas manifestaciones son “cosas de niñas”. Lo cual los lleva a reprimir dichos sentimientos y a mostrarse inmunes a estos deseos y emociones, porque de lo contrario se verán débiles o poco estables.


Otro de los factores que también influyen son los medios de comunicación, en los cuales, por medio de telenovelas y realities, se reproducen todas las dinámicas reprochadas anteriormente, en donde se nos muestra a presentadoras que buscan representar a nuestra “mujer ideal” y en donde las noticias de la farándula son presentadas en su mayoría por ellas, mientras que los indicadores económicos generalmente por ellos.


Las mismas instituciones de educación, a mi parecer, son espacios en donde se reproduce de manera inconsciente esta problemática. Lo hacen, por ejemplo, al utilizar un lenguaje discriminador, en el cual las mujeres deben sentirse identificadas con la expresión “todos”, pero los hombres no con la expresión “todas”; lo hacen al emplear expresiones como “estas son cosas de niños o de hombres” y “estas son cosas de niñas o de mujeres”; lo hacen al imponer que las niñas deben usar falda y los hombres pantalón.


Desde mi punto de vista, estos pequeños detalles son los que comienzan a generar la desigualdad de género en las escuelas, porque así nace la idea de que los hombres y las mujeres tenemos derechos diferentes, que los hombres podemos hacer algunas cosas que las mujeres no y viceversa. Esta misma dinámica, es la que finalmente contribuye a que se construya la idea generalizada de que son los hombres quienes tienen que estar en el mundo de la política, los que deben tomar las decisiones más importantes del país, por esto son ellos y no ellas quienes presiden los bancos, por eso son ellos y no ellas los dueños de las compañías más grandes e importantes del país y del mundo entero.


Finalmente, otro de los factores que considero que contribuye a reproducir y a profundizar la desigualdad de género, es la letra machista de muchas de las canciones que se transmiten por las emisoras del país, aceptadas y reproducidas por millones de personas. Muestra de esto es que sus cantantes y compositores llegan a ser condecorados con distinciones como el “Escudo de Antioquia”, que es la más alta condecoración civil del Departamento, por componer canciones con letra como:

“Me tiene enamorado ese culote con ese pelo rubio,

pero tengo otra pelinegra que siempre quiere chichar (tener sexo)

a veces hasta le llega al estudio.

La peliroja chichando es la que más se moja

le encojona que me llame y no lo coja

Peleamos y me bota la ropa y tengo que llamar a cotorra pa’ que la recoja.

Tengo una chiquitita nalgona con el pelo corto

Me dice papi vente adentro, si me preña...”


La mayoría de estas canciones son denigrantes con la mujer, las hace ver como un simple animal para tener sexo, como un objetivo de caza que puede ser alcanzado por el cazador haciendo uso de sus mejores herramientas varoniles, cada vez que este quiera saciar sus incontrolables deseos. Estas “expresiones culturales”, si pueden ser llamadas de esta manera, ponen a la mujer como un simple instrumento al servicio del hombre para obtener placer, un instrumento que nunca podría llegar a tomar las decisiones importantes de la sociedad, ya que permitir esto sería tan absurdo como pensar que el masturbador o el anillo vibrador pueden llegar a determinar el rumbo del país.


Ahora bien, la pregunta que es válida hacer en este momento es ¿cómo el derecho, al ser una de las herramientas que marcan y dirigen el rumbo de la sociedad, está ayudando a solucionar esta problemática social? Al responderme esta pregunta, llegué a la conclusión de que sin duda se han dado grandes avances en los últimos años para matizar esta problemática. Muestra de esto es la Ley 51 de 1981, que ratifica la Convención CEDAW, con la cual se pretende eliminar la discriminación para las mujeres; el artículo 43 de la Constitución, que establece la igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres, y adicionalmente, prohíbe cualquier clase de discriminación contra la mujer; la Ley 581 del 2000, con la cual se reglamenta la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de las diferentes ramas y órganos del poder público; la Ley 1496 de 2011 por medio de la cual se garantiza la igualdad salarial y de retribución entre hombres y mujeres y se establecen mecanismos para erradicar cualquier forma de discriminación; la Ley 1761 de 2015, más conocida con el nombre de la ley “Rosa Elvira Cely”, con la cual se crea el tipo penal de feminicidio como delito autónomo, entre otras.

Tomado de: https://es.123rf.com/photo_14021179_una-escala-del-oro-la-justicia-con-los-dos-simbolos-de-genero-diferentes-a-ambos-lados-con-el-simbol.html


Sin embargo, sin ánimo de desconocer el gran impacto y avance que han traído a la sociedad todas las disposiciones normativas anteriormente expuestas, pero ante las sorprendentes y desalentadoras cifras presentadas al inicio de este artículo, surge la inevitable pregunta ¿se ha hecho todo lo necesario desde el Derecho para acabar con esta problemática social? Mi respuesta a esta pregunta es ¡no! Esto, porque pienso que en el Derecho deben existir disposiciones que se encaminen a acabar el problema de raíz, lo cual significa para mí, la creación de leyes y políticas públicas que tengan por objetivo ayudar a transformar la manera de pensar de las personas, que desde pequeños/as nos ayuden a entender que los niños y las niñas tienen las mismas capacidades para lograr lo que deseen en la vida, que la única diferencia entre unos/as y otros/as es el empeño y esfuerzo que dediquen a lo que quieren conseguir.

Para terminar, quisiera hacer énfasis en que no considero que sean innecesarias o inútiles las diferentes disposiciones normativas que se han creado con el ánimo de reconocer el gran valor que la mujer tiene en la sociedad, y que por ende, se le deben reconocer los mismos derechos y oportunidades que al hombre, pero si las considero insuficientes, ya que únicamente se encaminan a mitigar los efectos generados por todas dinámicas que contribuyen a la desigualdad de género, más no se encaminan, en mi parecer, a eliminar dichas dinámicas.


Por lo anterior, considero fundamental que desde los primeros años de nuestra vida entendamos que los hombres y las mujeres somos iguales en derechos, sin importar que hayan características naturales que nos hagan diferentes. Solo así creo que tendremos futuras generaciones que se vean como iguales entre sí; en donde hacer canciones con letras machistas llegue a ser tan deshonroso y desconcertante como hoy significa para muchos, en nuestro país, que una mujer pueda ser la Comandante General de las Fuerzas Militares, donde los hombres, cada vez que sientan el deseo de manifestar sus sentimientos de manera cariñosa, sean capaces hacerlo sin miedo a ser tildados de “maricones”, donde las mujeres puedan sentirse libres jugando fútbol o cualquier otro tipo de deporte, sin miedo a ser consideradas “marimachas” y poco femeninas, donde las mujeres no deban maquillar sus rostros y decorar sus uñas para sentirse más lindas; y en general, en donde se puedan cultivar las cualidades humanas necesarias para poder acabar con esta absurda sociedad que dice ser de seres humanos racionales.

 

[1] http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/politica/presidentes_colombianos

[2] http://www.eluniversal.com.co/politica/estos-son-los-nuevos-gobernadores-y-alcaldes-de-las-capitales-del-pais-209477

[3] http://hsbnoticias.com/noticias/politica/lista-de-los-nuevos-alcaldes-y-gobernadores-en-las-eleccione-165500

[4] http://www.ascun.org.co/organizacion/index/univesidades-asociadas

[5] http://www.banrep.gov.co/es/consulta-frecuente/quienes-han-sido-gerentes-del-banco

[6] https://en.superfinanciera.gov.co/descargas?com=institucional&name=pubFile10916&downloadname=1_entidades_bcos.xls


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