Pilas con la educación: reflexiones en torno al programa Ser Pilo Paga
Las recientes manifestaciones del conglomerado estudiantil que se ha movilizado en las principales ciudades de Colombia, exigiéndole al Gobierno Nacional presupuesto para la educación pública, la ciencia y la tecnología; también ha logrado sentar el debate en la opinión pública sobre la continuidad o terminación del programa Ser Pilo Paga. A continuación, expongo las principales razones por las cuales Ser Pilo Paga tal como está planteado debe acabarse o al menos, reformularse; y también, los debates pertinentes que deben darse en las universidades privadas para impedir los fines lucrativos en nuestras universidades.
En primer lugar, he de decir que indudablemente el programa Ser Pilo Paga me cambió la vida a mí, y a más de 30.000 jóvenes, que no teníamos la posibilidad de acceder a la universidad, o en el mejor de los casos, nos íbamos a endeudar pagando una universidad de garaje. Además de lo evidente (nos pagan la matrícula y nos ayudan con subsidios), diversos espacios de organización de los pilos y pilas (como Sociedad Pilo), nos abrieron las puertas a quienes llegamos solos a ciudades grandes como Bogotá, nos formaron como líderes y se convirtieron en una red de amigos y amigas que te ayudan a salir adelante en las dificultades académicas y personales.
Sin embargo, sólo unos pocos tenemos la fortuna de recibir todos estos beneficios. ¿Por qué? El Gobierno Nacional nos está pagando matrículas en universidades privadas (el 83.79% de los pilos van a universidades privadas[1]) en vez de destinar los recursos de Ser Pilo Paga a la ampliación de cobertura en las universidades públicas. Ésa es una realidad incuestionable. Ahora, ¿Será pertinente decir que Ser Pilo Paga es el problema estructural de la educación superior pública en Colombia? No. Seamos honestos… antes de la creación del Programa, las universidades públicas ya se estaban cayendo, ya estaban desfinanciadas. Ser Pilo Paga profundiza el problema, pero no es la raíz de todo esto y por tanto no se puede caer en la satanización del Programa y mucho menos de los pilos y pilas, que han hecho esfuerzos incalculables para ir a las mejores universidades del país.
¿Qué podemos hacer? Una propuesta acertada es que Ser Pilo Paga deje de otorgar créditos condonables y se convierta en un programa de becas para estudiantes estrato 1 y 2 que demuestren los mejores resultados en las pruebas de Estado y quieran estudiar en las mejores universidades públicas del país. Dirán que estas últimas no tienen suficiente cobertura ni infraestructura para recibir a tantos pilos… entonces, es hora de que el Gobierno haga la tarea pendiente: ¡Financiar la educación pública! Mejorar infraestructura, crear nuevas universidades públicas, ampliar la cobertura, quitar las trabas de los exámenes de admisión y admitir preferencialmente a los jóvenes con mayores dificultades económicas. (Aunque son más los estudiantes estrato 2 y 3 que se presentan a la Universidad Nacional, la mayoría de admitidos son estrato 4, 5 y 6).[2]
Por otro lado, quisiera decirle a los beneficiarios de Ser Pilo Paga y a toda la comunidad estudiantil Javeriana lo siguiente: Somos privilegiados. Los pilos somos alrededor de 30.000 estudiantes entre los cientos de miles de bachilleres que no acceden al programa. Así mismo, los y las jóvenes que van a la universidad son privilegiados entre toda la población joven de Colombia que no va a la universidad. Y aquellos que logran graduarse, son privilegiados entre todos aquellos que desertan. Estamos llenos de privilegios, pero eso no es lo importante. ¿Qué hacemos con nuestros privilegios? Eso es lo que marca la diferencia.
El primer paso es utilizar la oportunidad que nos brinda la educación superior para el debate y la producción académica entorno a las problemáticas que atañen tanto a los beneficiarios del programa Ser Pilo Paga, como a los demás estudiantes de universidades públicas y privadas. El segundo escalón, consiste en materializar nuestras propuestas y perspectivas respecto al sistema educativo. Seamos claros en esto, esos cambios implican movilización, exigencias, reclamos a la administración pública. Si algo hemos aprendido de la Constitución del 91, es que ella no se hizo para quedarse en el papel, sino que le otorgó acciones y posibilidades a la ciudadanía para que los derechos pudieran concretarse en la realidad. La protesta pacífica es legítima.
Hago un llamado a solidarizarse con los y las estudiantes de universidades públicas. Asimismo, a reivindicar las luchas particulares de las universidades privadas. Si bien, en términos de infraestructura y financiación, universidades como la Javeriana están muy bien, debemos empezar a debatir sobre la posibilidad de congelar los precios de las matrículas debido a la constante alza de matrículas (muchas universidades privadas se están aprovechando del ingreso masivo de pilos para aumentar las matrículas y cooptar más dineros públicos); también los estudiantes debemos hablar sobre la posibilidad de crear un órgano de representación estudiantil en nuestra universidad (si no hay profundización de la democracia en las universidades, entonces ¿dónde?); y finalmente, tenemos la obligación de hacer veeduría a las directivas de las diferentes universidades privadas, no podemos permitir que un ente como la universidad que tiene una función social y permite la garantía del derecho a la educación, se convierta en una entidad con ánimo de lucro. ¡La educación no es un negocio! No podemos ser pasivos ante la inminente mercantilización de nuestros derechos fundamentales. Defendamos la educación como Derecho, como nuestra mejor herramienta para construir una Colombia en paz y con justicia social.
[1] Los números de Ser Pilo Paga, especial Revista Semana. http://especiales.semana.com/ser-pilo-paga/
[2] Estudio del sociólogo de la Universidad Nacional, Víctor Manuel Gómez Ocampo. http://www.humanas.unal.edu.co/nuevo/files/1214/4716/4423/Examen_al_nuevo_sistema_de_admision_a_la_Universidad_Nacional.pdf