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Islamofobia: La Nueva Cruzada de Occidente


La razón, como máxima expre­sión del pensamiento ilustrado de Occidente, expone que uno de los logros mas imperantes de este lado del hemisferio ha sido la defensa de la libertad y la democracia. Asi­mismo dentro de esta lógica, el ca­pitalismo funciona y permite que todas las contradicciones existan, al fin y al cabo en el mundo del con­sumo no importa si usted es blan­co, gris o negro pues con su capa­cidad adquisitiva puede ascender o descender en la piramide social. Admirados por el avance de nues­tra civilización, aplaudimos y de­fendemos las libertades y todas las formas de expresión posibles, por­que todos tenemos derecho a decir lo que pensamos, eso si bajo la idea de lo políticamente correcto. Que expertos nos hemos convertido para inventar eufemismos con el fin de repetir como sociedades progresis­tas y avanzadas que la libertad ter­mina donde comienza la del otro; y ¿quién es ese otro?


Dentro de la lógica de la polí­tica el poder necesita construir an­tagonismos para que funcionen sus discursos que buscan legitimar ac­ciones dentro de cierto orden. En retrospectiva histórica hace unos cincuenta años el comunismo se convirtió en el enemigo número uno de occidente porque se opo­nía a sus principios anteriormente nombrados, hace unos veinte era el narcotráfico, pero como éste último no se oponía a la dósis mínima de libertad, resurgió entonces el terro­rismo personificado en oriente y le­gitimada en la premisa de comenzar una cruzada contra este, con el fin de mantener la LIBERTAD. Pala­bras mayores si venían de nada más y nada menos que del expresidente George Bush preocupado por defen­der los valores de occidente. Nada más voráz y contundente que el len­guaje envenenado para comenzar un inminente y trágico fenómeno de xenofobia, racismo y violencia condensado en el miedo irracional y paralizante de la islamofobia.


En el actual panorama inter­nacional los hechos ocurridos en Francia han sido un detonante más, que viene justificando una serie de expresiones y actos violentos con­tra los musulmanes. Las alarman­tes cifras expuestas por el website Alaraby1 el pasado 23 de Marzo demuestran que este fenómeno vie­ne en aumento: “There have been 116 “anti-Muslim acts” in France since the Charlie Hebdo attacks last January. The breakdown is: 28 attacks on mosques, and 95 threats including verbal insults and graffi­ti like “Dirty Arabs”, and “Get out Arabs”. La islamofobia se ha con­vertido entonces en el actual ene­migo de occidente que pone en pe­ligro el proyecto de secularización en Europa, se infiere entonces que la libertad no es compatible con el derecho al libre culto y la creencia religiosa en el escenario de lo públi­co, puesto que sus expresiones de­ben ser restringidas en el plano de lo privado con el fin de no ofender con sus prácticas al otro.


Esta incrongruente pero legitima­da acción, refuerza que solo la liber­tad es posible bajo ciertos límites. Lo que está pasando por desapercibido al enfocarnos en los espectáculos mediáticos de los líderes mundiales marchando por la libertad2, es que como ciudadanos estamos confir­mando a través de la aprobación de dichas leyes, que todo debe estar sujeto a ser controlado, prohibido y penalizado con el ánimo de no ofender. Pero cuando esto sucede se justifican las expresiones violentas y discriminatorias que se encargan de reducir o eliminar las ofensas: “Tres estudiantes musulmanes: Deah Shaddy Barakat, de 23 años, su esposa Yusor Abu-Salha, de 21, y su hermana, Razan Abu-Salha, fueron asesinados en Carolina del Norte por un fanático ateo. Silencio en las redes sociales.” 3 Este ataque xenofóbico fue y pasó desapercido porque el hombre que emprendió el ataque justificó: “Dado el enorme perjuicio que la religión ha hecho a este mundo, diría que no sólo tengo el derecho, sino también el deber, de insultarla”. El silencio cómplice genera más terror que las mismas acciones. ¿Por qué no tuvo la mis­ma relevancia y cubrimiento que Charlie Hebdo? ¿Acaso porque fue perpetrado por un ateo occidental no es tan grave y perjudicial?


De esta manera el fenómeno de la islamofobia deja más interrogantes que respuestas, en torno a la com­prensión de la libertad y sus contra­dicciones ¿Quién es ese otro? Otro que piensa, actua y vive de manera diferente y que concibe el mundo con otras perspetivas. Me pregunto sí en un futuro tendremos ¿el derecho a coexistir? O el mero hecho de exisis­tir ya se convierte en actoofensivo. El deber que tenemos como individuos que pertenecemos a la flexiblizada democracia es retomar y combatir, a través del conocimiento y la infor­mación, los prejuicios sociales, por­que tarde o temprano repetiremos


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