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El marxismo crítico de Adolfo Sánchez Vázquez… A cien años de su natalicio (1915-2015)


Adolfo Sánchez Vázquez fue quizás uno de los intelectuales más prominentes del marxismo crítico en América Latina. Desde el frente antifascista de la república espa­ñola, hasta las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Don Adolfo Sánchez Vázquez ja­más dejo de lado su compromiso político y revolucionario. A cien años de su natalicio, hemos queri­do poner sobre la mesa algunas de sus más importantes tesis; no sin antes, reconocer que el gran mérito de este hombre, fue haber conserva­do su consecuencia ética y política aun en los tiempos del desencanto, la desesperanza y la unilateralidad. Ello, bajo la premisa que “de lo que se trata no es solo de interpretar de diversas formas el mundo, sino de transformarlo real y efectivamen­te”. Procedamos entonces con este sencillo y sentido homenaje.

El marxismo como Filosofía de la Praxis

Uno de los grandes aciertos de la obra teórica y práctica de Adolfo Sán­chez Vázquez, fue la de haber coloca­do la categoría de praxis en el centro de reflexión de la filosofía de Marx. Es decir, para Adolfo Sánchez, era imposible abordar la obra de Marx sin antes reconocer el papel fundamental que tenía la praxis en ella.

Para Adolfo, la praxis no era de por sí un concepto simple y acabado, sino que daba cuenta de la relación sustancial y dialéctica entre la teo­ría y la práctica. Para él, uno de los aportes fundamentales de Marx, fue haber hecho una ruptura radical con la filosofía idealista, pero también, con el materialismo mecanicista del siglo XIX. No obstante, esto no hu­biera podido consumarse, si la no­ción de praxis no hubiese sido el eje central de dicha ruptura. Solo así, era posible entender al ser humano como sujeto activo, transformador de sus propias circunstancias, y a la praxis en sus diversos niveles y en su relación con la historia, el arte y la violencia.

Así pues, la introducción de la praxis como categoría central de la teoría y de la práctica de Marx, no solo implica reflexionar sobre un nuevo objeto, sino que por el con­trario, significa: 1) fijar el lugar de la teoría en el proceso práctico de transformación de lo real, y 2) de­terminar que el propio proceso de la práctica transformadora lleva de por sí una profunda significación teóri­ca, es decir, si bien la praxis revolu­cionaria debe tener un fundamento racional, al mismo tiempo, la acti­vidad teórica –crítica o cognosciti­va- ha de tener una función práctica. Por ello, para Sánchez Vázquez el marxismo no podía, ni puede ser un sistema teórico acabado, sino por el contrario, una verdadera Filosofía de la Praxis.

El marxismo como totalidad indisoluble

A partir de esta perspectiva reno­vadora y crítica de Marx, Adolfo Sán­chez plantea que el marxismo debe ser entendido a partir de la unidad de cuatro elementos esenciales que for­man una totalidad indisoluble.

a) El marxismo es, en primer lu­gar, una crítica radical de lo existente; es decir, de nuestra realidad presente, capitalista. Pero su crítica debe ser formu­lada desde ciertas perspectivas y supuestos valorativos, como lo es la igualdad, la justicia so­cial, la libertad y la dignidad.

b) Por consiguiente, para criti­car al mundo de raíz, hay que conocerlo en profundidad. Por ello, el marxismo no pude prescindir de su seriedad y ri­gurosidad a la hora de estudiar e interpretar los fenómenos que tienen cabida en nuestra reali­dad. Para cambiar el mundo, hay que atreverse a pensar el mundo.

c) Pero tal como lo hemos expues­to anteriormente, el marxismo no es un conjunto teórico cerra­do, un corpus de ideas abstrac­tas. El marxismo es de por sí una apuesta de cambio y de transformación, implica un proyecto de emancipación o as­piración a construir una nueva sociedad en donde se materia­licen los principios de justicia y libertad.

d) Es por esto, que en la medida de que el marxismo es un pro­yecto de cambio, debe vincu­larse necesariamente con una práctica adecuada para reali­zar su proyecto, una práctica que requiera de la voluntad y el compromiso militante, una práctica de quienes no solo bus­quen interpretar críticamente el mundo, sino su justa y necesa­ria transformación.

El marxismo como constante búsqueda de una alternativa

En este orden de ideas, para Adolfo Sánchez Vázquez el mar­xismo no puede ser separado de la búsqueda de alternativas al capital, es decir, la teoría de Marx conlle­va necesariamente a la búsqueda de la utopía; pero no cualquier utopía, sino una que, sobre la base del estu­dio crítico y racional de la realidad, y sobre el compromiso militante de los hombres y de las mujeres, pueda llegar a ser necesaria, posible y so­bre todo realizable.

De esta forma, Don Adolfo en­tendió que, a pesar de que un autén­tico socialismo no ha podido existir en el mundo, no por ello su necesi­dad y su justeza ha caducado o ce­dido ante el enemigo. Hoy por hoy la crueldad del capitalismo sigue acechando al mundo, y el dilema de socialismo o barbarie sigue estando tan vigente como antes.

Por esto, Adolfo Sánchez Váz­quez siempre reivindicó la necesi­dad de una alternativa social al capi­tal, una alternativa que por más que no estuviese a la orden del día, era necesaria en un mundo cada vez más enajenado, desigual, explotador, de­predador del ambiente e inhumano. La necesidad de una genuina praxis revolucionaria, siempre acompañó sus disertaciones y reflexiones, y hoy, a los cien años de su natalicio, comprobamos que sus ilusiones si­guen siendo justas y precisas.

Hoy más que nunca, una alterna­tiva se hace necesaria, y el mayor tributo que podemos hacerle a este maestro, no es solamente desempol­var su obra y estudiarla en profun­didad; sino contribuir, así como él lo hizo, a construir las bases de un mundo mejor.

Así pues, le damos la palabra a Don Adolfo, para que sea él el en­cargado de culminar con este breve escrito:

“Llegamos al final de nuestro discurso con el que pretendíamos responder a la cuestión de si se puede ser marxista hoy. Y nuestra respuesta al concluir, es esta: pues­to que una alternativa social al ca­pitalismo –como el socialismo- es ahora más necesaria que nunca, también lo es, por consiguiente, el marxismo que contribuye –teórica y prácticamente- a su realización. Lo cual quiere decir, a su vez, que ser marxista hoy significa no solo poner en juego la inteligencia para fundamentar la necesidad y la po­sibilidad de esa alternativa, sino también tensar la voluntad para responder al imperativo político-moral de contribuir a realizarla…”.

Grande Adolfo Sánchez Vázquez… ¡Venceremos!


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