Las preguntas que deja el conflicto en los países árabes
Buscando modernizar su sistema, la población árabe se encuentra en conflicto por determinar su identidad
La situación actual de los países árabes representa uno de los conflictos más complejos que hay en el planeta.
Si bien procesos tan diversos como el de Siria, que se encuentra en medio de una guerra civil, y Egipto y el Líbano donde está por estallar; Iraq en su búsqueda por organizarse como país en una violenta etapa post Saddam Hussein; Palestina buscando el fin de su conflicto con Israel mientras intenta conciliar el gobierno islámico de Hamas en Gaza y el gobierno laico de la ANP en Ramala. Estas situaciones parecieran ser muy diferentes entre sí, sin embargo debajo de lo que resalta de estos problemas se encuentra la misma lucha: ¿Cómo entrar a modernizarse sin perder su identidad árabe?
Las luchas que se llevan a cabo en todos estos países reflejan la búsqueda por una modernidad árabe, la búsqueda de identidad ha sido todo un problema. La herencia de la descolonización del mundo árabe y de la falta de mecanismos que permitan la convivencia pacífica entre las poblaciones de la región
En primer lugar, es importan-te entender que la religión juega un papel fundamental en la formación identitaria de los árabes; tan es así que, en los mencionados conflictos, uno de los puntos de mayor polémica es el rol de la religión en el Estado. Si bien en occidente parece de antaño esta discusión, en el mundo árabe resulta ser una polémica que aparentemen-te no tiene fin.
Los Estados que como Siria y Egipto vivieron bajo el régimen laico del llamado socialismo árabe (Baaz), están teniendo una transformación en su perspectiva religiosa, como lo refleja la pugna por el poder entre los hermanos musulmanes (islamistas) y el ejército egipcio (laico), o la guerra civil siria que cada vez tiene más tintes político-religiosos que sólo políticos.
Pero no son sólo los Estados laicos los que están reviviendo un conflicto por el rol de la religión en la sociedad, el Estado sectario-libanés está viviendo una de las épocas más tensas desde el fin de la guerra civil en 1989, debido a que su sistema, el cual reparte el poder estatal entre las diferentes sectas religiosas, está en crisis. El sistema que pareciera mantener el equilibrio y la paz entre las religiones, en realidad ha dividido los intereses de las personas haciendo que prime el interés sectario sobre el interés general.
De la discusión por el rol de la religión en la sociedad árabe se desprende otro punto de tensión, la búsqueda de la modernización. La discusión es sobre el tipo de derechos que deben primar en un Estado árabe. Si los derechos colectivos de las comunidades étnicas, como es el caso de los coptos en Egipto y los kurdos en Iraq, o de las comunidades religiosas, de nuevo su mayor ejemplo sería el sistema sectario-libanés que prioriza los derechos de las comunidades religiosas. O si deberían primar los derechos individuales cuyo carácter es subjetivo, lo cual implica aceptar, por ejemplo, la libertad religiosa, la igualdad étnica y la igualdad de la mujer.
Sobre este punto, los recientes cambios legislativos en el Líbano, el cual hasta el año pasado admitió el matrimonio civil o las luchas que llevan a cabo las mujeres árabes en búsqueda de la igualdad, como la posibilidad de que las mujeres saudíes puedan manejar carros, que las mujeres libanesas casadas con extranjeros puedan pasar la nacionalidad a sus hijos y cónyuges, o las luchas contra la violencia género.
Un último punto que debe responderse es el del sistema político compatible con una modernidad árabe. La primave-ra árabe buscó finalizar las dictaduras en la región y cam-biarlas por sistemas democráti-cos, donde sus líderes fueran elegidos popularmente. Que los Estados tuvieran sus poderes limitados y se revocara la decla-ración de estados de excepción, que habían mantenido la dicta-dura de los líderes de una forma legal por más de 30 años en países como Túnez, Egipto, Libia y Siria. Sin embargo, la efectividad de estos cambios en la estructura política de los Estados está abierta a discusión, pues hay casos como el egipcio y el libanés donde la democra-cia ha sido meramente nominal, debido a que las elecciones no se respetan y las luchas entre facciones políticas trascienden del ámbito de los debates y elecciones a las luchas con armas entre unos y otros, refle-jan la necesidad de repensar el concepto árabe de democracia.
Por el contrario, sistemas no democráticos como la monarquía absoluta saudí o la monarquía marroquí, cuyo monarca tiene una enorme influencia sobre las decisiones tomadas por los órganos populares, han reflejado ser más estables que los Estados “democráticos árabes”. Es entonces cuando se generan preguntas como: ¿es la democracia incompatible con el ser árabe?, ¿cómo deben ser las democracias árabes?, ¿cuál sistema político se adecúa más al ser árabe?
En conclusión, los conflictos que en este momento se llevan a cabo en el mundo árabe esconden detrás de sí la lucha por la búsqueda de una identidad que concilie la idea de un Estado moderno con la de uno árabe. Aunque las preguntas planteadas en este artículo están lejos de estar resueltas y las respuestas son variadas, haciendo difícil saber cuál tesis es la correcta, hay algo claro y es la necesidad de que estas preguntas puedan discutirse de manera pacífica entre los Estados y así evitar la violencia que ha caracterizado al mundo árabe en los últimos años.
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