Por una universidad nueva
Este 26 de abril se conmemoran 25 desafortunados años del asesinato a manos de la alianza entre Estado y paramilitares del líder político Carlos Pizarro Leongómez, comandante del movimiento guerrillero 19 de abril (M-19), candidato a la presidencia por el Partido Alianza Democrática M-19 y precursor de la Asamblea Nacional Constituyente que promulgaría la constitución vigente.
Más allá de recordar el paso de este colombiano revolucionario que se alzó en armas en contra del régimen desigual con su clase dominante y que, como muchos más hombres y mujeres patriotas dio su vida por un país distinto, existe un periodo importante de su vida del que pocos saben por su brevedad y las condiciones en que se presentó. Este es, su paso por la Universidad Javeriana, sus estudios en la carrera de Derecho, el único paro universitario de gran calado en ésta institución y su salida en extrañas condiciones de la universidad. Es el punto de inicio en su revolución, en su oposición al Statu Quo y en la lucha por la justicia social. El periodo antes del M-19, antes de las FARC, antes de la Juventud Comunista. El momento donde Pizarro conoció tanto a Bolívar como a Marx, donde confluyó con las ideas Maoístas y entendió la importancia de la lucha armada en la perspectiva de la toma del poder. Es el periodo del Movimiento Cataluña.
Ahora bien, el hecho de que en 1970 un joven clase media-alta, estudiante de Derecho en una universidad privada de gran prestigio, hijo de un almirante de la Armada Nacional terminara haciendo un entierro simbólico de Misael Pastrana, el presidente de aquel entonces, en la mitad de un campus universitario enfrentándose directamente con la comunidad Jesuita y las autoridades universitarias no puede explicarse por sí mismo ni de manera aislada. Aunque tradicionalmente se tiende a pensar que el movimiento y la organización estudiantil son algo de las universidades públicas exclusivamente, como si la universidad privada no tuviera problemas o peor aún que pagar una matrícula costosa fuera sinónimo de perfección y calidad, la Universidad Javeriana siempre se ha caracterizado por la presencia de jóvenes activos polí- ticamente, que para esa época recibían las ideas expresadas en Mayo del 68 francés, la gran revuelta estudiantil del siglo XX; al tiempo que crecía la disconformidad por la aberrante “democracia” del Frente Nacional con sus tradicionales partidos políticos –democracia que en nada se diferencia a la actual- la cual en 1970 había llegado al desprestigio máximo del gobierno por el fraude electoral en las elecciones a la Presidencia de la República donde Misael Pastrana se impuso de manera dudosa sobre el dictador Gustavo Rojas Pinilla.
Las ideas libertarias, anticapitalistas, antimperialistas y socialistas traídas de Francia, junto con las consignas por una verdadera democracia y soberanía nacionales eran la cotidianidad de los sectores sociales y populares, entre ellos el estudiantado. Es así como el auge francés aunado a la consolidación de las revoluciones Cubana, Rusa y China, paralelas también a la cúspide de los movimientos insurgentes y guerrilleros, creaba en los estudiantes un ambiente que rebosaba de deseos de cambio y revolución; donde por supuesto la Javeriana no se quedaba atrás.
Para octubre de 1970 en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de la cual eran parte los departamentos de Sociología y Trabajo Social, los problemas estudiantiles expresados en la falta de democracia y participación, en la exacerbada alza del costo de matrí- culas y el poco presupuesto para la contratación de profesores de planta e investigación generaron un proceso organizativo principalmente de estudiantes de estas dos carreras que para el día 27 de ese mes, finalmente bajo el pretexto del alto costo de la matrícula, deciden enviar una comunicación al rector Alfonso Borrero S.J. donde expresaban sus inconformidades al tiempo que declaraban tres medidas contra la universidad. Primero, un paro de actividades por 24 horas, segundo, la no presentación de exámenes finales del año y tercero, el no pago de matrícula para el año entrante. Comunicación apoyada igualmente por los profesores de Sociología y Trabajo Social, y finalmente firmada bajo el acrónimo “CCC” Critica, Conciencia y Creatividad, de tendencia intelectual reflexiva más que revolucionaria de izquierda.
Como era de esperarse la comunicación no gustó mucho al rector, quien a través del decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Bernardo Gaitán Mahecha abogado javeriano, tomó algunas medidas para mitigar la inconformidad estudiantil, que de entrada fueron juzgadas como arbitrarias y represivas hacia los estudiantes. El auge de movilización de esta facultad se fue expandiendo rápidamente por toda la universidad, especialmente hacia las facultades de Ingeniería, Filosofía, Psicología, Medicina y Derecho. Donde Carlos Pizarro como estudiante de derecho se encontraba vinculado desde el principio del proceso estudiantil por su hermano Eduardo, estudiante de sociología por aquel entonces. Ambos firmantes de la carta al rector.
Dentro del auge de protesta los estudiantes de Trabajo Social, Sociología y demás carreras se constituyeron en asamblea permanente. Mientras cesaban sus actividades académicas intercambiaban comunicaciones con las directivas al tiempo que repartían panfletos y pintaban murales en las paredes de la universidad invitando al resto del estudiantado a sumarse al paro. Esta vez con una diferencia radical: los panfletos, discursos y comunicaciones eran firmadas por el “Movimiento Catalu- ña” y sus vocales los “GERMANOS PIZARRO”. De la proveniencia de aquel particular nombre -Cataluñaexisten varias teorías entre las que se cuentan que la cafetería donde los estudiantes se reunían a debatir se llamaba así, que el edificio donde hoy se encuentran algunos salones de música y artes, otrora sede de la Facultad de Sociales llevaba tal nombre, que el barrio contiguo a la Javeriana hacia el norte, arriba de la séptima era el Cataluña; o finalmente que un Cine Club al que frecuentaban Pizarro y demás javerianos era homónimo a todos los anteriores. Sin existir una única versión de la proveniencia del nombre Cataluña, este así pasó a la posteridad por ser el nombre del movimiento que paró a la Javeriana con su peculiar forma de expresar su ideario político:
Compañeros Javerianos: (...) La reflexión que nos hacemos hoy es diferente. concurrimos a las exequias de una vieja que permaneció más o menos fuertemente ligada a nosotros mismos durante uno, dos, tres cinco y aún más años, sin darnos una indicación de su próximo deceso(...) Concurrimos a las exequias de una vieja institución cuyos canales internos de comunicación, cuyas vías de circulación llegaron a endurecerse y a estrecharse en una arteriosclerosis aguda que la precipitó a la muerte (...) Murió la vieja universidad y nosotros, vivos, la enterramos hoy sin llantos y sin pena. Pero es que no solamente estamos vivos; no solamente podemos ratificar nuestro título de ser las células más vivas en este organismo universitario, sino que podemos afirmar con orgullo que somos la vida misma POR UNA UNIVERSIDAD NUEVA!!
Finalmente tras varios días de negociación con el padre rector Alfonso Borrero S.J. y demás instancias administrativas, el día 12 de noviembre se decide levantar el paro por mutuo acuerdo entre estudiantes, profesores y directivas. Estas últimas en su gala de poder omnímodo no hicieron esperar las represalias contra la academia y los dirigentes estudiantiles. Fueron clausurados los departamentos y las carreras de Trabajo Social y Sociología, este último reabierto hasta el año 2005. Se expulsó o invitó a dejar “voluntariamente” la universidad decenas de estudiantes entre los que se recuerda a Gustavo Gallón, hoy presidente de la Comisión Colombiana de Juristas; a Carlos Vicente de Roux, concejal de Bogotá y hermano de Francisco de Roux S.J.; a los hermanos Eduardo y Carlos Pizarro Leongómez, que continuarían sus estudios en la Universidad Nacional e iniciarían formalmente su formación y militancia política en la Juventud Comunista Colombiana (JUCO), mientras que Juan Antonio el hermano mayor logró evadir la expulsión de la universidad por estar próximo a graduarse. Este último argumento evadió igualmente la expulsión de María Teresa “Tita” Garcés Lloreda quien años después sería una mujer asambleísta constituyente por la ADM-19 donde propuso la creación de la Corte Constitucional y la Defensoría del Pueblo.
Como anécdotas finales de todo ello queda el consabido reclamo de Margoth Leongómez, madre de los hermanos Pizarro, al cura Gabriel Giraldo S.J. decano omnipotente de la Facultad de Ciencias Jurídicas: “yo le mande mis hijos apostólicos, católicos y romanos y usted me los devolvió ateos y comunistas” como recuerda Juan Antonio. O la otra consecuencia del Movimiento Cataluña, esta vez con Luis Carlos Galán, abogado javeriano y candidato presidencial liberal asesinado, como actor principal, quien en su paso por el Ministerio de Educación en la fraudulenta presidencia del conservador Misael Pastrana, en el marco de la agitación en la Javeriana y otras universidades públicas y privadas promovió el decreto legislativo 580 de 1971, que facultó al ministro -entiéndase a Galán- para clausurar universidades de manera arbitraria. Sus víctimas clausuradas fueron la Nacional, la Industrial de Santander UIS y la de Antioquia UdeA. No obstante, la historia como inquisidor universitario de este personaje, tendrá que ser objeto de otra revisión histórica.
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