top of page

Entrevista a PARCES: un verdadero movimiento social y político


En un país donde la discordia y la intolerancia es una constante, una ONG como PARCES (Pares en Acción Reacción Contra la Exclusión Social), resulta más que pertinente, no solo para la reivindicación de los derechos de la comunidad LGTBI, sino además, por la enseñanza de que la acción y la crítica no solo se hace desde la academia, sino esencialmente desde la cotidianidad. A ellos y ellas gracias por concederle al periódico Ágora esta entrevista:


A: Ustedes qué piensan sobre la polémica generada por el concepto emitido por la Universidad de la Sabana a la Corte Constitucional, con motivo de la adopción homoparental ¿El homosexual es el enfermo o es la sociedad?


María Inés Cubides: Yo creo que no se trata de hablar de enfermedad. El término enfermedad está muy relacionado con algo fisiológico. Y la identidad, los valores o las moralidades sociales o individuales no tienen que ver con una enfermedad. Ni la sociedad está enferma ni las personas que tiene una orientación sexual diferente a la heteronormativa están enfermas. Simplemente que la sociedad es todo un cosmos de relaciones y valores, donde esos valores han empezado a cambiar y a desligarse de temas como la religión, entre otras cosas.


A: Entonces ¿podríamos decir que el médico que emitió el concepto carece de conocimiento?


María Inés Cubides: Sí, es carente de conocimiento sobre el fenómeno social en general; sobre cómo nos relacionamos, sobre cómo creamos valores a partir de actitudes y de comportamientos. Por ejemplo, hace algún tiempo la mujer debía vestir falda, porque estaba inmersa en un conjunto de valores que determinaban el comportamiento que debía asumir la mujer en sociedad. Pero por el hecho de que la mujer haya dejado de usar falda no quiere decir que esté enferma.


A: Bueno, a propósito de la temática de la adopción homoparental ¿en qué va y para dónde va la comunidad LGTBI?


Sebastián Lanz: Este mes pasado dejó tanto cosas positivas, como negativas. De las negativas es que se sigue sembrando la idea de que las personas homosexuales son enfermas y lo que sucede es que por medio de discursos, como el médico, intentan privar a las comunidades de sus derechos y garantías. En un país donde se valora el discurso médico, el hecho de que cierta parte de esa comunidad científica sostenga que los homosexuales son unos enfermos, lo que genera son estereotipos de división. Ejemplo de la importancia que se le da al discurso médico, es que cuando los niños deciden salir del closet, los mandan para donde un psiquiatra, cuando esto no debería ser así. Del lado positivo, yo creo que hemos dejado de ser considerados como la princesa dormida y hemos empezado a despertar, dado que ya hay una movilización con sentido crítico que busca la reivindicación de nuestros derechos.


A: De los acá presentes ninguno es estudiante de derecho o es abogado, sin embargo, me gustaría preguntar ¿por qué una comunidad como la LGTBI confía sus luchas y sus reivindicaciones por medio del discurso jurídico?


María Inés Cubides: Porque de todas maneras el derecho lo que ofrece es una regulación sobre lo que pasa, sobre lo que se puede y lo que no, y además es una regulación para protegernos. Entonces, las herramientas jurídicas son muy importantes para lograr adquirir derechos y garantías. Sebastián Lanz: Yo creo que es una herramienta efectiva. Tiene mucha rapidez. Por ejemplo, para proteger derechos con potencia a ser vulnerados, tenemos herramientas como la tutela, que es un mecanismo de acción. Pese a esto, se debe sostener que el derecho no es la única herramienta de manifestación social, ni la única forma de reconocimiento de derechos.


A: Es decir, ¿partimos del hecho de que el derecho tiene límites como instrumento de reivindicación social?


Sebastián Lanz: Claro, el derecho tiene ese elemento de reivindicación, pero hoy en día, hay otras herramientas que también pueden lograrlo. Yo creo que se le debe quitar la exclusividad al derecho como medio de reivindicación social. El arte, por ejemplo, también puede ser un instrumento de reivindicación de derechos, tan válida como la herramienta jurídica.

María Inés Cubides: Y también tiene límites, porque el derecho se convirtió en un privilegio. Conocer las leyes y conocer los derechos que se tienen se convirtió en un privilegio. Mucha gente no sabe cuáles son sus derechos y de igual forma no sabe cuáles son los instrumentos jurídicos para protegerlos.


A: Hay una propuesta de una profesora de la facultad de derecho de la Universidad de los Andes, que sostiene que las minorías étnicas y sociales apelan al derecho para obtener dignidad. ¿Ustedes qué piensan sobre esta postura?


Sebastián Lanz: Esa propuesta la sostiene la profesora Julieta Lemaitre. A mi parece que es una visión muy dogmática y romántica del derecho. Esa postura lo único que hace es posicionar al derecho dentro de una escala de privilegios, porque si vemos por ejemplo a la tutela, que se supone que es para garantizar derechos, la pregunta que yo me hago es ¿hoy en día quién sabe redactar una tutela? Siempre se requiere de abogado para que la haga o para que al menos guie su formación. Una persona del común no tiene los conocimientos para redactarla correctamente, porque muchas veces ni siquiera sabe cuáles son los derechos fundamentales que le han vulnerado. A mí me parece muy problemático lo que ella plantea, porque decir que el derecho es la única forma de suplir la ausencia de dignidad humana es sostener que el que no conoce de derecho no puede reivindicarse socialmente. Por eso yo pienso que es necesario buscar otras formas de reivindicación de derechos, como la movilización social.


A: Es curioso escuchar esto anterior, porque hace unos instantes ustedes me hablaban del poder reivindicatorio del derecho, pero ahora parece que no es del todo cierto lo que hablábamos. ¿es necesaria una unión entre derecho y movilización?


Julián Salamanca: Lo que pasa es que es un conjunto. No nos podemos ir solamente por la parte legal o solo por la manifestación social y la lucha de ideas. Desde PARCES hablamos siempre desde la academia y el activismo. Las herramientas funcionan bien juntas. María Inés Cubides: Todos somos conscientes que puede que exista un derecho, pero muchas veces ese derecho es vulnerado precisamente por esos valores sociales de los que hablamos antes. Entonces hemos creado un montón de leyes que protegen la diversidad dentro de la orientación sexual de las personas, pero que socialmente no es aceptado, porque hay personas que tienen todavía muchos perjuicios. En otras palabras, que porque el derecho proteja conceda garantías, no quiere decir que la sociedad cambie. La sociedad colombiana igual piensa que están enfermos o que la gente es anormal, luego las dos cosas deben ir de la mano, tanto los cambios en valores de la sociedad, como la normatividad.


A: Entonces, ¿podría sostenerse que con el solo respaldo de la ley, no se está logrando nada?


María Inés Cubides: No, tampoco. Sí se consigue algo y es que las personas se vean respaldadas por las leyes, pero igual van a seguir ocurriendo actos violentos.


Sebastián Lanz: Claro, yo también pienso que la discriminación también se trasforma. No es la misma discriminación de hoy a la de hace 20 años en este país. Y es esto lo que precisamente es problemático para el derecho, porque el derecho no puede diferenciar esos cambios dentro de la discriminación. La ley es tan precisa que no sabe reconocer las nuevas formas de discriminación que hoy por hoy son culturales y, por consiguiente, muy sutiles. Por ejemplo, la ley anti-discriminación consagra penas para los que discriminan por la orientación sexual, pero no se pregunta cómo se produce esas discriminaciones en la realidad.


A: Bueno otro tema que ha estado en boga es ¿cuál sería el mejor instrumento jurídico para revindicar los derechos de la comunidad LGTBI? ¿Un referendo como lo ha propuesto la senadora liberal Vivian Morales, un desarrollo legislativo o continuar con el activismo judicial que se ha venido adelantando en la Corte Constitucional?


Sebastián Lanz: Yo creo que mediante el activismo judicial. Un referendo me parece peligrosísimo, porque lo que está en juego son los derechos fundamentales de un grupo minoritario. Es muy problemático, tener que poner al escrutinio de toda una sociedad, los derechos de una comunidad, que de por sí debería tener esas garantías. Además teniendo muy presente el grado de homofobia y transfobia que tiene este país, la propuesta sería inviable. Yo creo que lo mejor es el activismo judicial por el carácter de impacto que tiene.


A: Bueno, ya hablando un poco de la ONG que ustedes dirigen, ¿Cuándo y cómo inicia PARCES?


María Inés Cubides: PARCES nació en el 2013, empezamos como un colectivo y después nos constituimos como ONG. Nosotros creamos a PARCES como por una inquietud que teníamos de crear una real incidencia en la sociedad. Dado que llevábamos trabajando un grupo de personas en investigación y dentro de la academia, llegamos a un punto de preguntarnos, bueno ¿Y esto a dónde lleva? ¿cómo hacemos para que todo lo que estamos investigando y todo lo que vemos con las poblaciones con las que trabajamos, llegue a algo? En la actualidad, somos un grupo grande y multidisciplinario, tenemos todo tipo de perfiles y lo importante de PARCES es trabajar de la mano con las personas que viven las problemáticas de violación de derechos. La idea es trabajar con la gente para generar el verdadero cambio.


A. ¿En este momento qué proyectos o qué líneas de trabajo tienen?


María Inés Cubides: En este momento tenemos varios proyectos. Tenemos el proyecto de trasformaciones corporales y salud física con mujeres trans, que trata los temas de qué pasa cuando no se tiene el acceso a la salud y se desean cambios corporales, y también los temas de construcción de la identidad durante estos procesos. Tenemos un grupo sobre “espacios seguros LGTBI”, que empezó como un proyecto piloto en la Universidad de los Andes y la idea es generar una red de personas, que se comprometen con la trasformación social hacia el respeto y la no violencia a las personas con diferente orientación sexual o identidad de género. También tenemos un proyecto que se llama “pintando identidad”, que son unos talleres de artes que se trabaja con trabajadoras sexuales, principalmente, pero que se extiende a la población que habita en la calle. Por otro lado, tenemos el observatorio de trabajo sexual, que tiene el lado de acción y de investigación para generar información pertinente sobre la situación de derechos humanos de las personas que ejercen el trabajo sexual, además de generar espacios de debate para el empoderamiento de políticas públicas para esta población. Finalmente, como proyecto a futuro tenemos el de trabajar con chicas trans recluidas en la cárcel La Modelo, para la construcción de identidad dentro de este tipo de espacios.


A: ¿Qué obstáculos han encontrado durante el camino que lleva PARCES?


María Inés Cubides: Desde el punto de vista de la institucionalidad universitaria, ha sido difícil lograr que entiendan que deben salir de sus barreras y que deben ser más activos para entender la realidad de las otras personas, muchas veces no valoran lo importante qué es trabajar con la gente. Por otro lado, ya en la población con la que trabajamos, ha sido difícil por el legado de la investigación tradicional, porque ese tipo de investigación usa a la gente. Por ejemplo, llegan a unas comunidades y comentan que van a hacer una investigación referente a ellos y solo hacen encuestas, pero a la gente no le queda nada, no hay empoderamiento de la gente con esas investigaciones. Esto ha sido un obstáculo, porque es difícil generar vínculos de confianza con la comunidad, porque las personas ya están casadas de que las usen. PARCES lo que desea es que la construcción del proyecto sea con la gente, que sea entre todos, que no sea solo el objetivo del investigador el que se intenta alcanzar y solo se mire a la comunidad para que le ayude a conseguir esos objetivos.


Julián Salamanca: Otro obstáculo que se ha producido es que también han confundido el valor y significado del activismo, porque lo que sucede es que la gente cree que se debe poner el vestido de activista por un día y claro sumarse a las marchas y movilizaciones de reivindicación de derechos, pero la realidad es que el activista es el que está en la cotidianidad, con un gesto o con una postura crítica. El activista esta todos los días en su labor, por ejemplo, yo lo que hago es que a través de mi identidad construyo y aporto a los cambios que necesita la sociedad.


A: Finalmente, ¿qué pueden hacer los lectores de Ágora para contactarse con PARCES?


María Inés Cubides: Estamos en las redes sociales Facebook y Twitter, con el nombre PARCES, pero también tenemos la página oficial de la ONG que es www.parces. org, donde pueden encontrar nuestra labor y seguir nuestras actividades. Finalmente, si desean vincularse tenemos unos períodos de vinculación específicos, pero que es para adelantar su pasantía, su práctica de trabajo o simplemente ser voluntario.



Comments


Entradas destacadas
bottom of page