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¿Y la legitimidad y la confianza?

PARO, una palabra a la que la gente en su cotidianidad le tiene miedo, ya sea porque es sinónimo de trancón y llegar tarde o porque sencillamente, es caldo de cultivo para la violencia y el desorden. Es obvio que los movimientos sociales son los encargados de exigir derechos que han sido olvidados o que no han sido reconocidos y que por esta razón, usan las movilizaciones para generar presión y obtener "resultados", no obstante, no es la mejor manera de buscar una reivindicación, pues por lo general se desvían de su objetivo principal.


Cada vez que en los medios se escuchaba la palabra paro, estaba referida a cierto sector, desde estudiantes, cafeteros o profesores, hasta mineros y empresarios, que si bien buscaban un propósito especí- fico, se encontraban con una solución mínima del Estado y sus instituciones como lo es invertir más dinero en el sector afectado, o darle espacio a grupos y movimientos en la participación y creación de nuevos proyectos. Pero, este paro que comenzó el 19 de agosto del 2013, a nivel nacional, es distinto. Éste, además de causar los estragos comunes como, trancones, parálisis, heridos, muertos, daños en infraestructura y demás, genera un daño, que si no se soluciona rápido, puede desembocar en problemas más grave, que harían inclusive que procesos como los diálogos de paz en la Habana, sean un remedio para un mal, mientras crece otro. Ese daño grave del que se hablaba en el anterior párrafo, se refiere a la pérdida de confianza por parte de los ciudadanos a su Estado, que se suma a la falta de legitimidad, en este caso del gobierno, por las decisiones tomadas con respecto al modelo económico y de desarrollo del país. Pérdida de confianza que se ha generando debido a las resistencias, peticiones, comentarios y críticas, cuyo único fin es presionar para que surja un re planteamiento del modelo económico y de desarrollo que se ha implementado.

Algunas precisiones

Primero cabe aclarar dos cosas antes de entrar en materia. El modelo económico y de desarrollo no es solo un conjunto de caminos o medidas que solo apliquen para la economía, todo está relacionado entre sí y por ende, no son fenómenos ajenos el uno del otro. La economía, afecta la cultura, la cultura afecta la política, la sociedad afecta la economía y así sucesivamente, como diría aquella recordada reina, el hombre se complementa con el hombre, mujer con mujer.... algo así sucede en la realidad, por eso es tan difícil, al menos para este texto, analizar el problema del paro como algo meramente económico, relacionado con crisis causadas netamente por ese modelo económico. El paro, a pesar de haber sido causado por la compleja condición del agro, en parte gracias a los múltiples TLC's, produce a su vez una crisis social y humanitaria, porque durante las movilizaciones suceden hechos como enfrentamientos con la fuerza pública; también ocasiona problemas culturales, ya que para algunas personas, el campesino, el estudiante o el transportador, deja de ser quien cultiva, estudia y conduce, para convertirse en quien solo daña, destruye y bloquea, formando así imaginarios negativos sobre quien protesta; a su vez origina trancones y parálisis de la ciudad, evitando que muchos lleguen al trabajo, creando problemas económicos y laborales. Pero este texto, se enfocará especialmente en la crisis política, reflejada en la pérdida de confianza en instituciones estatales –tales como la policía, el ejército y el congreso– y la pérdida de legitimidad por parte de un gobierno, que hace de sus políticas públicas algo ineficaz ante las coyunturas.


Una segunda precisión refiere al neoliberalismo y a los TLC's. En el desarrollo del presente artículo, estos dos aspectos no serán percibidos como los causantes de las crisis, puesto que se consideran necesarios al crear un Estado “abierto”, en lo que respecta a las relaciones internacionales, globales y supranacionales. Por eso, se partirá de la premisa de que el verdadero causante de la crisis que devino en paro, fue la falta de preparación a lo largo de la historia colombiana para afrontar este tipo de retos –TLC’s–. Faltó fortaleci-miento de la industria y del sector agro, para así poder ser un competi-dor fuerte en las dinámicas interna-cionales. Sin embargo, nos estanca-mos en un lobby político –del cual nunca se salió– y para cuando se abrieron las puertas, los lobos más grandes se comieron la pequeña industria y agro de nuestro país. Colombia –y eso para nadie es un misterio– es una de las potencias emergentes regionales y mundia-les, hace parte de las CIVET'S, pero es una potencia emergente, que se irá a pique, por esa falta de preparación y por haber recostado todo su desarrollo y crecimiento económico en un sector como el minero energético –sector de poca duración y de estragos gigantes-cos–.

Retomando... El paro nacional, que inicio el 19 de agosto, es realmente amenaza-dor y pone en jaque al gobierno nacional y al Estado. ¿Cuál es el grado de legitimidad de un gobier-no que tiene medio país encima, ya sea en paro o contradiciéndolo? Ninguna, porque realmente nadie se siente representado, ni protegido pero si vulnerado. Es un gobierno que cuando se pronuncia o actúa, no lo hace sobre nadie, debido a que ningún ciudadano reconoce esas medidas decretadas. Pero ¿por qué le falta legitimidad a ese gobierno? La respuesta se centra en que las culpables son las propias instituciones estatales que han actuado en contra de su población; empero, en este punto cabe precisar que ese uso "legítimo" de la fuerza se emplea en pro de la seguridad de los demás.


Y es esa falta de legitimidad la que desembocará en el terrible destino del fracaso –por lo menos a nivel interno–, mientras que por fuera exhibimos un hermoso y mediático proceso de paz.


Unas palabras dirigidas a... y una pregunta para...


Para cerrar, personalmente me muevo mucho por las dinámicas por las que ha ido el país en los últimos años, y sin duda alguna votaría, en una posible re elección, por el actual presidente, por eso aconsejaría al señor presidente, actuar pensando, antes de que el problema de confianza se agudice más y ya no posea las herramientas suficientes para solucionar las peticiones de quienes están en paro.


Hágalo, antes de que la legitimidad sea tan poca que la gente prefiera darse en la "jeta" con los policías y bloquear vías y mantenerse en paro, antes que hacerle caso a usted, al Congreso y a todo el aparato burocrático estatal. Gobiér-nelos, bríndeles seguridad, cumpla sus peticiones antes de que de esos movimientos sociales pasen a movimientos armados; gestione de tal manera que la poca presencia estatal en sectores del país no sea sinónimo de abandono.No falta recordar que los sectores que están en paro son los que han llevado a Colombia a donde está ahora, son quienes alimentan a los colombianos y a muchos otros países.


Por ello cúmplale sus peticiones, haga políticas públicas en pro de fortaleces esos sectores afectados para que el país finalmente se pueda enfrentar a las dinámicas internacionales.


Para cerrar, la verdad me queda muy difícil responder la pregunta del título, porque no estoy directamente afectado, por eso tal brevedad con respecto al tema, pero si quiero dejar una pregunta abierta, sea usted o no afectado directamente ¿Dónde queda la legitimidad del Estado y del gobierno? ¿Dónde queda la confianza con el Estado y el gobierno?


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